(Por Franco Parisi, hincha de River)
En el fútbol actual, y en el no tan actual, los que mandan son los resultados y alguna que otra opinión que formamos a partir de lo escuchado. Tan es así que desde el 2002 (sí, desde hace 18 años), no me permitía leer, aprender ni observar a un Loco sobre el que hay dos premisas instaladas.
La primera, y más difícil de separar de su concepción, ya que me tocó vivirla o sentirla, es la de cierto mote de perdedor y de terco o tosudo del Loco. La eliminación temprana en Corea- Japón de una Selección en la que creíamos y confiábamos a ojos cerrados (hecho que también logró él gracias a lo que nos dio durante Eliminatorias y amistosos de nivel); el no Crespo y Bati juntos; y algunas decisiones más que nunca entenderemos, o sí pero que no compartimos, lo condicionaron.
Sus pasos siguientes tampoco lograron cambiar esa visión: Athletic Bilbao, Lille, Olimpique Lyon, y primera temporada con el Leeds quedándose en la puerta del ascenso.
Así, el trabajo inalcansable, su estudio y su dedicación no llegaban a ser visibles para quienes solo vemos lo que tenemos enfrente.
La segunda premisa, y ésta sí a su favor, es que, sin exagerar, el 99% de jugadores que tuvieron la suerte o placer de tenerlo de entrenador responden sin dudar a la consulta sobre cuál fue el mejor técnico que tuvieron: "Marcelo Bielsa". Los mejora técnica y tácticamente, sin importar edad o posición en el campo. Los hace más profesionales aún.
Bielsa es un tipo que siempre es consulta de grandes técnicos, de nuevas generaciones identificadas con su forma, sus métodos, pero sobre todo con su persona. Es un hombre de trabajo, estudio, preparación y obsesión por el fútbol, por su fútbol, el que él ve y siente a su manera.
Después de largo tiempo decidí dejar de lado la primera premisa, la que lo hacía lejano, la que me hacía tener cierto rechazo y falta de interés en él. Encontré una llave en estas dos frases: "Sé el técnico para el que te hubiese gustado jugar" y "Sé el jugador que te hubiese gustado entrenar". Y me volqué a oír a los jugadores y DTs, actores reales del fútbol, para descubrir o redescubrir a este Loco.
Lamentablemente, por indiferencia, me perdí 18 años de él. 18 años que se rompieron cuando este personaje volvió a despertar en mí el deseo de que le vaya bien y de que logre ese éxito deportivo que, para nosotros "los normales y no tan locos", es lo máximo... o lo único.
Espero que en estos días, la segunda premisa y la que elijo a partir de hoy, ayude a desmitificar la primera para que muchos, como yo, no nos lamentemos más ser indiferentes a un genio.
Lo que nos pasa a muchos!