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No dejen de soñar, chacareros

Foto del escritor: FutbolíricasFutbolíricas

(Por Rosalía D'Agostino)




Ilustración: Violeta Barandica



1.

Diez años tenía cuando en las calles del Este mendocino y en los noticieros se escuchaba hablar del Atlético Club San Martín y su campaña exitosa en un torneo de nombre Argentino A. Casi 20 años después, y luego de haber ido varias veces a la cancha del Chacarero como periodista y de disfrutar largas charlas con los hinchas, entendí lo que sienten cuando hablan del club. No hay a quien no le brillen los ojos recordando las hazañas y alegrías del glorioso San Martín.


El 5 de julio de 1997 es una fecha inolvidable para el pueblo chacarero. Muchos quizás no saben el porqué, y esa respuesta es la más linda de todas, la que cualquier apasionado y loco del fútbol quisiera escuchar y disfrutar. Ese sábado de invierno en San Rafael, San Martín logró su ascenso a la B Nacional. Después de 17 años de lucha y de disputar un torneo eterno de 30 fechas, el Chaca, ese club del que tanto he escuchado hablar y que llena de alegría el corazón de muchos, lograba lo más preciado: el campeonato.


Dicen que durante la semana previa, en el aire se podía sentir el triunfo albirrojo. Todos hablaban del partido, de ese encuentro final.





Imagino que ese sábado seguramente fue diferente. Que muchos se levantaron temprano, ansiosos por ver a su equipo. Cuentan que, por esas épocas, jugar de visitante era maravilloso. Toda una ceremonia. Acercarse a la calle Lavalle y Ruta 50 para ir todos en caravana a la cancha ponía la piel de gallina. Ese día, los sentimientos deben de haber sido de una pasión irrefrenable; buscar una victoria en campo ajeno tenía un sabor particular.


El torneo fue interminable. San Martín había ido superando cada una de las fases con grandeza de campeón y llegó primero a la última fecha, enfrentando a Huracán de San Rafael, con el que había jugado en su debut y perdido 1 a 0.


En la octava fecha, el Chaca quedó un punto por arriba de Independiente Rivadavia; en la novena tuvo libre y la Lepra perdió en San Rafael con Huracán. Estaban las condiciones dadas para la alegría chacarera.



En la fecha diez, Independiente también definía de visitante en el Sur contra San Martín de Monte Comán. Se juntaban todos allá, leprosos y chacareros; el operativo policial fue enorme. Unos se fueron por la ruta 40 y otros por Ñacuñán. Relatan que miles de hinchas de San Martín colmaron el camino para llegar a ver a su equipo, y que autos, colectivos y tráfics le dieron color a esa ruta de tierra rodeada de campo.


La cancha azul oro explotaba de esteños. Todo era una fiesta. El pitazo de Atilio Sanabria marcó el inicio del partido. El primer tiempo no dejó mucho, terminaron 0 a 0. El Chacarero salió con todo en la segunda parte y, a los 9 minutos, después de un centro desde la derecha, apareció Marcelo Bertolini para hacer el gol. La tribuna atrás del arco fue una locura, en los videos se puede ver cómo los hinchas sostienen los caños del alambrado para que no se caiga y así evitar que suspendieran el partido. Mientras tanto, el resultado del encuentro de Independiente era 2 a 0 en favor de la Lepra. Todos estaban atentos a sus radios, pero el 1 a 0 consagraba a San Martín.


Y así fue que a los 45 minutos ya no había vuelta atrás... el Chacarero era campeón. Los hinchas no aguantaron y colmaron el campo de juego festejando la gloria con ese plantel que quedó en la memoria de muchos.




2.

Aguanten chacareros, que sus ilusiones sigan intactas, no dejen de soñar, sientan esa misma pasión del ’97 que el momento está por llegar... y ese León volverá a rugir en lo más alto.


Es imposible no pensar en lo hermoso que es el fútbol. En tantos sentimientos juntos, en esas emociones que te unen a tu familia, a tu vecino, a los compañeros de escuela, de trabajo, a gente que no conocés y que nunca pensaste que podrías llegar a abrazar luego de un gol o compartir un viaje fabuloso en busca de la gloria.


Cómo no entender entonces a esas personas que me cuentan de su club, de sus historias. Cómo evitar emocionarme cuando los hinchas hablan de sus alegrías, de sus tristezas, enojos y sufrimientos.


Es imposible no pensar en ese amor por los colores. En esa empatía que por horas te hace ser la persona más feliz de este mundo y, lo más lindo de todo... esa felicidad es compartida.


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